
Total, son 4 caries
Seguro que te ha pasado alguna vez, que has ido al dentista a hacerte una revisión y te han dado la mala noticia de que tenías alguna caries.
A nosotras, nos gusta que vosotros mismo podáis verlas y que seáis conscientes de lo que estamos hablando, bien a través del espejo o mediante las radiografías intraorales. Y es que no es lo mismo creer lo que te dicen (eso es un acto de fe), que poder verlo tú mismo con tus propios ojos: hay que ver para creer.
Personal y profesionalmente te recomendamos que no te las dejes por tratar y que actúes cuanto antes contra ellas. Esas cuatro cavidades que han aparecido en esta revisión, se pueden multiplicar en la próxima. Ya que la caries es una enfermedad, y los “agujeritos” que tienes son la secuela de esta enfermedad; si no la tratas convenientemente continuaran apareciendo en los surcos de otros dientes.
Y es que las caries son bacterias que han “okupado” los surcos de algunos de tus dientes y están alimentándose, 24 horas al día, 365 días al año, de los tejidos que forman tus dientes provocando la destrucción de los mismos mientras ellas proliferan y se mueven por tu boca en búsqueda de nuevas fuentes de donde obtener alimento.
En muchas ocasiones nos comentáis: “bueno, como de momento no me duele… ya lo haré más adelante” y ahí se queda la cosa. Hasta que pasados los meses aparece el dolor, y lo que en su momento solo hubiera sido un tratamiento mínimo invasivo restaurador, ahora puede ser que sea demasiado tarde y el tratamiento, además de ser mucho más caro, consista en ponerle el marcador de la cuenta hacia atrás a ese diente para permanecer en tu boca.
Sé consciente del estado séptico que hay en tu boca, es antihigiénico. Además, piensa que se trata de bacterias viviendo en tu boca, y que al igual que todas las bacterias, éstas también son contagiosas.
Si atacas el problema desde el primer momento, te ahorrarás un buen dolor de muelas y tu bolsillo te lo agradecerá. La Ley de Murphy en estos casos siempre está presente y estas situaciones siempre aparecen en los momentos menos indicados: en las vacaciones de verano, en navidades, cuando hay que comprar los libros escolares, cuando toca pagar el seguro,… Así que, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.